Yo no se bien cuándo fue que nos perdimos. Al principio no me di cuenta porque el júbilo lo nublaba todo a principios de 2006, mientras festejábamos en la Plaza San Francisco. Tampoco la desorientación era evidente cuando una tras otra las conquistas de los pueblos se hacían realidad y se plasmaban en la Nueva Constitución. Ni cuando votábamos con orgullo por los defensores de la Madre Tierra. Ahora recuerdo las palabras de un gran amigo mío, que cuando todo esto comenzó, me decía “ésta va a ser una larga noche”. En eso se está convirtiendo y la carreta que pretende atravesar el TIPNIS tiene más que ver con la debacle total del Gobierno, de lo que uno creería en principio.
La carretera tiene, desde mi punto de vista, dos intenciones menos claras que la supuesta integración territorial. Por un lado esta la necesidad de abrirle el paso a las empresas petroleras, las que parece que han condicionado parte de sus inversiones al establecimiento de un ambiente de negocios “más” favorable. A esta determinación responderían también acciones como el frustrado gasolinazo de principios de este año.
La otra razón sería ampliar la base de apoyo al Gobierno en la zona del chapare, a través del incremento de zonas para el cultivo de coca, lo que incrementará también el número de cocaleros. Una vez logrado, será casi una obligación integrarlos a las federaciones que actualmente son incapaces de controlar a las bases establecidas en la línea roja.
Con estos dos “fundamentos”, los “defensores” de la madre tierra iniciarán el proceso de desmonte de 600.000 hectáreas de una de las selvas mejor conservadas de América, y los últimos bosques del límite sur de la Amazonía. Inevitablemente, destruirán las culturas de tres pueblos indígenas, sembrarán miles de hectáreas de coca imposible de fiscalizar y abrirán las puertas a las empresas petroleras que hace cinco años eran las defenestradas neoliberales.
El abanico de traiciones que el Gobierno está apunto de cometer con la carretera del TIPNIS es realmente integral. Va a liquidar el fundamento mismo de su propia Constitución, el Derecho de Autodeterminación de los Pueblos; Acabará de una vez por todas con el apoyo internacional que tiene gracias a su imagen de defensor de los Derechos de la Madre Tierra, al cometer uno de los crímenes ambientales más importantes del último siglo en América Latina; Destrozará la base de su política exterior de lucha contra el narcotráfico, mostrándose de una vez por todas como el Gobierno extremadamente flexible que es, y de paso firmará la sentencia de cualquier aspiración a legitimar el consumo cultural de nuestra hoja sagrada, lo que fue una de las principales bases de nuestra relación multilateral.
Pero lo que es más grave, acabará con la dignidad nacional, que después de siglos habíamos conquistado, al doblarse de rodillas ante las petroleras, y multiplicar el modelo capitalista que decían abandonar. Por lo que respecta al Gobierno Nacional, pareciera no importarle regalarlo todo y ponerle un precio a todo, incluyendo a nuestra Pachamama, ¿o no? La carretera del TIPNIS es un regalo de 400 millones de dólares, para que unas empresas extranjeras, que históricamente no han beneficiado nunca a nadie excepto a sí mismas, puedan hacer con la selva lo que quieran (que se lo pregunten a los pueblos de Nigeria, Perú o Ecuador).
Con una fracción de esa plata podríamos darle trabajo a las hordas de frustrados desempleados que invaden las calles del alto. Para ellos no hay siquiera una rebaja en el trago con el que están matándose todos los días. Con otra fracción de esa plata, podríamos convertir a los yungas en un centro productor de alimentos digno, que contribuya a la seguridad alimentaria de este país en base a un modelo de desarrollo armónico y protector de la Madre Tierra. Otra fracción podría usarse en conservar nuestros Parques Nacionales y convertirlos en enormes generadores de recursos a partir de la investigación científica aplicada y el turismo; y quien sabe quede plata para ejercer controles claros en las ciudades donde la facilidad para lavar recursos ha hecho crecer el narcotráfico a niveles alarmantes, y hasta para promover con el ejemplo el respeto al uso cultural de la coca y a valorar a sus productores.
Nuestros líderes no son capaces de entender que el 15 de agosto, cuando la marcha de la CIDOB se inicie en el TIPNIS, vendrán de las selvas las únicas personas que hoy por hoy, son capaces de enseñarles cómo volver al rumbo que no debieron haber perdido, y quien sabe, si no logran destruir a esos maestros, volvamos a la plaza San Francisco una vez más llenos de esperanza, aun que hoy, mucho me temo que esta noche, será más larga de lo habíamos pensado.
No puedo entender si eres un opositor o no!
A mi me gustó y voy a pasarlo.
Saludos!
SOBRE EL PROBLEMA DEL TIPNIS* EN BOLIVIA
Por: Feral Warfare
*TIPNIS (TERRITORIO INDÍGENA PARQUE NACIONAL ISIBORO SÉCURE)
La perspectiva aislada de la civilización con referencia del problema del TIPNIS
Afrontar los problemas de forma aislada hace que la dominación sea perdurable, el punto reside en la especialización de los roles y deberes a desarrollar a favor del sistema y en la satisfacción de necesidades en civilización.
El aislamiento de los problemas provocados por la civilización confluye en rebuscar trivialmente las respuestas más adaptables y menos incongruentes, coherentes con la tecnología e intereses comunes de la civilización. Así surgen las alternativas sostenibles de explotación de la tierra en áreas energéticas e industriales, de estas derivan las agrícolas y alimentarias, todo de manera programada para la explotación total.
Entrando en el problema del TIPNIS, éste surge con la IIRSA (Iniciativa para la Integración Regional de Sur América) y este proyecto está afectado visiblemente “áreas protegidas”, “pueblos originarios e indígenas” entre los más importantes y de quienes la resistencia no es una postura cambiante. Surgen a causa de esta amenaza regional representantes y defensores externos e internos, en el caso del TIPNIS han planteado rutas alternas 4 proyectos que deben ser, según ellos, profundizados por el estado. Así mismo han informado de la presencia y diversidad biológica existente, como muestra del inventario científico y han tomado las leyes del estado para defenderse, ¡terrible error! que reconoce la autoridad y dominación para determinar y remarcar su capacidad de control y decisión.
En profundidad analítica la mayor amenaza del TIPNIS la conforman las personas que ahora mismo la están defendiendo, sí aunque sea contradictorio, esas personas que ahora defienden el TIPNIS y se solidarizan con la causa de la naturaleza y el medio ambientalismo son las provocadoras de la explotación de lo salvaje a nombre de recursos naturales, de manera que cuando las consciencias les remuerde reforman la explotación la hacen menos evidente y la camuflan con alternativas a través de negociaciones de las partes interesadas.
De la misma manera en que algunos defienden sólo al TIPNIS, también hay quienes dentro de esta moda de defensa se interesan únicamente por los animales del TIPNIS, otros por la flora y otros por los indígenas. Porque suponen que no pueden defenderse e incurren en la contradicción de defender el TIPNIS por un lado y provocar su violación por otro al ser parte del sistema tecno-industrial. Los activistas y sus estrategias reformistas deben caducar, deben caducar los animalistas, los ecologistas, los defensores de los derechos indígenas entre otros…
¿Por qué deben caducar?
Porque simplemente las empresas, los gobiernos y los estados sólo responden a los intereses de quienes les dan vida, producen y legislan para las personas, claro, por supuesto también les extraen algo de vitalidad a través de la rentabilidad y adquisición pero conjuntamente ambos son los artífices de la estructura civilizatoria funcional. Y los activistas son los apaga fuegos por excelencia, porque son ellos quienes incitan de manera asilada al levantamiento de las consciencias y son ellos mismos quienes se benefician de los resultados. Este asilamiento de problemas es lo que inevitablemente produce la destrucción del TIPNIS y de todos los espacios aprovechables para la mercantilización a favor de la tecno-industria que brinda las comodidades a cada hombre, mujer y niño en el sistema social.
El colapso de la civilización es inevitable, fruto podrido de ese sistema es la actual expansión de la tecno-industria y civilización hacia lo salvaje para evitar su caída pero eso es insostenible pues no existen dos TIPNIS, en el caso de Bolivia, ni tampoco existe libertad salvaje en un mundo que refuerza el control y producción del sistema tecno industrial.
Finalmente ha llegado la hora de elegir, luchar y vencer…
¡Insurrección Salvaje!