
El Illimani (6442 m.) es la montaña rectora de la ciudad de La Paz. Cada día millones de personas ven su imponente y característica silueta, desde sus hogares y sus oficinas, ignorando que es el hábitat de un número aun por determinar de pequeñas ranas terrestres, micro-endémicas y gravemente amenazadas. Para llegar a ellas sin embargo, es necesario dar la vuelta a la montaña hasta las laderas amazónicas, la cara menos conocida, pero notablemente más húmeda.

Al otro lado del Illimani pueden verse decenas de pequeñas poblaciones mineras, y socavones profundos, perforados entre riscos y laderas cubiertas de arbustos altos. Este es el hábitat de la Psychrophrynella illimani, una pequeña rana considerada como críticamente amenazada, de acuerdo con el IUCN. Desde hace unos años, la especie ha ganado notoriedad por el trabajo de monitoreo realizado por el proyecto Bolivian Amphibian Initiative y el proyecto Jampatu, y recientemente por la investigación de Ignacio de la Riva, que he tenido la suerte de poder apoyar, y que ha demostrado que en estas laderas existen en realidad al menos dos especies diferentes.

Ambas ranas existen únicamente en estos valles. Todo el futuro que tienen depende de que no destruyamos estas laderas, y lamentablemente se han desarrollado nuevas y serias amenazas. En tanto que la minería a pequeña escala no parece ser un problema particularmente grave para estos anfibios, los rumores de que el Gobierno hubiera dejado parte de la montaña a compañías chinas para su explotación intensiva, son las peores noticias imaginables. En un mal sitio, una explotación grande simplemente podría extinguir una especie completa gracias a su rango extremadamente limitado de ocurrencia. La más amenazada parece ser esa pequeña rana que aun no tiene siquiera un nombre.


Las ranitas de este género son casi una exclusividad nacional. Un tesoro único e irrepetible, que ni alcanzamos a comprender, y que se nos escapa de las manos. Con ellas se podría ir un paisaje maravilloso, que guarda la esencia de lo que es Bolivia.





Gracias por estas fotografias y este texto, me gustan mucho, particularmente las aves 🙂
Muchas gracias Samuel!
Hermoso artículo, uno se limita a admirar su imponencia sin imaginar lo vida que resguarda! Gracias mil. Saludos cordiales.
Gracias!!!