NO liberen a Antonio

He tratado de mantenerme al margen de un muy interesante caso de tenencia de fauna silvestre en Bolivia, porque no quería levantar más polvo del que ya hay, pero creo que toca hacer algunas reflexiones que sirvan para situaciones similares.

Antonio es un zorro andino (Lycalopes culpeus), que de acuerdo con la versión de la familia que lo tenía, fue rescatado de cachorro, y creció como una mascota en una casa de la ciudad de Oruro. Y hasta aquí lo que sabemos. Al parecer la familia que crío a Antonio le ha dado mucho cariño y mucho cuidado, y el animal se encontraba bien de ánimos y de salud, hasta que se hizo una denuncia sobre tenencia de fauna, y Antonio fue “confiscado” para llevarlo a un centro de rescate, que en el caso de la ciudad de Oruro, es su tristemente célebre zoológico.

La “familia” de Antonio, entonces, hizo público su descontento, y su preocupación, e inició una campaña en redes sociales para que “vuelva a casa”, campaña que pronto degeneró en el “liberen a Antonio” que tenemos ahora. Con opiniones encontradas de miles de ciudadanos que exigen que el zorro sea devuelto a su familia, o en su caso, a su hábitat natural. Incluso políticos de todos los colores, sin ningún tipo de rubor, han tratado de convertir en capital político el cariño que la gente ha demostrado por Antonio.

Pero, qué posibilidades reales tiene Antonio de regresar a su hábitat. Ninguna. Si bien existen experiencias de recuperación de fauna en varios centros de rescate, éstas son contadas, y se dan con ejemplares totalmente silvestres que se recuperan de alguna herida, o algo por el estilo. Antonio ya ha perdido la capacidad de ser un zorro silvestre en el duro clima del altiplano boliviano.

Entonces, qué posibilidades tiene de volver a la casa de la familia que lo crió. Si fuéramos responsables. Ninguna.

Para empezar hemos aceptado ciegamente la versión del rescate de Antonio. Quien conoce estos animales, sabe que las madres dejan a sus crías en la madriguera por periodos largos mientras buscan comida. ¿Estamos seguros que fue un rescate y no un secuestro? ¿Estamos seguros que no mataron a la madre y vendieron las crían en un mercado de la ciudad, como ocurre con miles de otros animales víctimas del tráfico ilegal cada año?

Por otro lado, Antonio aun no tiene la edad en la que se convierte en un zorro territorial y dominante, y por tanto potencialmente agresivo hacia sus protectores. La principal razón por la que la gente abandona a sus “mascotas” silvestres es justamente que no pueden manejarlos durante esa etapa de su vida, en que los instintos más básicos del animal afloran. ¿Estamos seguros que esta familia podría seguir amando a un zorro que les ataca? O vamos a devolvérselos sólo para que en unos meses, Antonio termine silenciosamente en la montaña, un sitio para el cual no está preparado.

De todas formas, ignoramos el argumento más duro. Todo el tráfico ilegal de fauna silvestre gira en torno a personas que ven como familias como la de Antonio, se muestra felices en compañía de sus exóticos compañeros. Entonces creen que ellos van a ser igual de felices y sienten que comprando un lorito en la feria, están haciendo un bien a la especie, lo están “rescatando”. Luego se dan cuenta que criarlo no era tan fácil, y el animal termina muriendo, no por falta de amor, sino por falta de conocimiento. Pero además, ese lorito venía en una caja, con 50 loritos iguales que estarán muertos al momento en que tu compres el tuyo, y así, giras la rueda de la demanda y oferta de animales que deben estar en sus bosques, y no en tu casa.

Y sin embargo, el caso de Antonio es muy interesante, por la preocupación que ha despertado. Una campaña de recolección de firmas para liberar a Antonio, tiene ya más de 102.000 firmas (entre ellas, la mía, por no ver a qué botones le estoy dando). Muchas más firmas que para cualquier otro tema ambiental, incluyendo la destrucción acelerada del hábitat de otros como Antonio.

Hay quien ve esto como un error de parte de los movimientos y la sensibilidad animalista, pero la realidad es que nunca este país ha tenido tanta conciencia, una conciencia que eventualmente va a lograr grandes cosas para la naturaleza boliviana. Por de pronto, la presión social le devolverá el zorro a quienes lo criaron, pero no debimos liberar a Antonio, espero que esta decisión no sea su condena, y no siente un precedente, por el bien de otros de su especie.

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2 comentarios sobre “NO liberen a Antonio

    1. Pues por ejemplo, conservar ecosistemas donde estos animales puedan vivir en libertad; combatir efectivamente el tráfico de fauna en los mercados; y mejorar el zoo para convertirlo en un sitio de rescate real, un poco como el La Paz… Lo que no pueden hacer es facilitar el mascotismo, que promueve que la gente compre estos animales y aumenta el tráfico… no te olvides que por cada animal que se compra vivo, han muerto muchos más como el… en el caso de Antonio, casi con seguridad mataron a su madre, y de ella o de los hermanos de su camada, poco se habla.

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