Un hallazgo afortunado en el Camino de la Muerte

Así es la selva a 2000 metros de altura. A menudo las búsquedas aquí resultan muy frustrantes por la dificultad que representa explorarla. Otras veces terminan en sorpresas importantes!

En los países sudamericanos es común encontrar especies nuevas todos los años. Bolivia no es una excepción. Sin embargo, igual que en todo, estos hallazgos son más raros en nuestro país debido a que no hay suficientes manos ni recursos para hacer las búsquedas, menos para realizar las descripciones. Los pocos especialistas de renombre que viven aquí, tienen una cantidad alucinante de trabajo en varios frentes, y literalmente decenas de frascos con especímenes desconocidos, aguardando por un nombre, que llegará luego de varios años, cuando el tiempo y los fondos lo permitan.

Por otro lado, para alguien como yo, que no soy biólogo, sino fotógrafo. Sentirme parte de la red de información que ayude a comprender la biodiversidad de mi país, pero sobre todo, tener la posibilidad de divulgar esta riqueza desde el Blog, es un enorme privilegio.

Seguramente esta rana yungueña, Hypsiboas balzani, no forma parte de la dieta de las culebras Atractus, pero tampoco se puede descartar del todo, siendo que se conoce tan poco sobre su forma de vida, especialmente de las especies más grandes que son francamente escasas. Cerca de donde encontré la serpiente, también se encuentra el último charco del camino donde se crían estas ranas, que casi no se ven sobre los 2.000 metros de altura.
Se sabe que al menos las especies más pequeñas de atractus comen gusanos de tierra, babosas, insectos y arañas, todos bichos muy comunes en las laderas más húmedas, donde también es frecuente encontrar planarias como la del a foto.

Hace unas semanas, cuando esperábamos a la Gran Marcha en contra de la carretera que partiría el TIPNIS, habíamos dejado en claro que una de las razones por las que nos oponíamos tan duramente a esta obra, era la certeza de perder una enorme cantidad de recursos que ni conocemos, ni comprendemos. El TIPNIS es una de las zonas menos exploradas de Bolivia y sospechamos que una de las más ricas en especies. Y cuánto lo será, si el hallazgo del que hablamos en esta entrada, no se da en las remotas selvas del Sécure, sino en las laderas a una hora y poco del centro de La Paz, sobre uno de los caminos más transitados y turísticamente mejor explotados del país.

Se trata de una serpiente del género Atractus, un grupo de culebras muy diverso, pero extremadamente raro. Viven la mayor parte de su vida bajo tierra, comiendo lombrices y caracoles, y se encuentran desde Panamá hasta el norte de Argentina. En Bolivia se conocen una docena de especies, algunas tan raras como Atractus emmeli, Atractus balzani y Atractus taeniatus, que no han sido vistas en el país desde 1888, 1891 y 1916. Y no se sabe mucho más. En general son pequeñas culebras inofensivas, que no suelen superar los 35 centímetros de largo, aun que ésta tendría unos 60.

Finalmente, estas son las fotos de la Atractus, que no sólo es una de las serpientes más bellas que he visto, sino una de las más movedizas y difíciles de fotografiar. Aun tengo más moretones que fotos buenas gracias a ella.
Es muy fácil imaginarse cómo este tipo de serpientes pasan desapercibidas por mucho tiempo. No hay muchas sendas en estas zonas. Las que hay, se caminan con dificultad e internarse en el bosque a esta altura es casi imposible y muy peligroso.

Poco después de la media noche, luego de un día particularmente cálido y seco, esta culebra se hallaba sobre el camino antiguo a Coroico, que ahora se conoce como el “Camino de la muerte”, a 2120 metros de altura, en un sector de laderas muy empinadas cubiertas de bosque bastante degradado cerca del camino, pero en buen estado un poco más allá. El suelo de su hábitat se siente como una enorme pila de piedras sueltas cubierta de musgos y helechos, con muchísimas grietas por donde se mete con una facilidad increíble, lo que delata un modo de vida bastante alejado de las miradas de los curiosos y los científicos.

El sitio del hallazgo es realmente precioso, un paisaje de laderas muy húmedas cubiertas de selvas y llenas de vida. A pocos kilómetros del sitio donde se encontraba la culebra, el agua cae desde los cerros sobre el camino, y configura una vista realmente inolvidable. También es una de las zonas más ricas en especies de aves en Bolivia.

Es verdad que puede tratarse de una especie que no se haya reportado para el país, o un espécimen anómalo de alguna culebra conocida, pero es más posible que se trate de una especie totalmente nueva, y considerando que a veces pasan cientos de años antes de volver a ver a estas serpientes, también es muy posible que nunca reciba un nombre (esto gracias a mi costumbre de nunca atrapar a mis modelos). En todo caso lo realmente importante, es la capacidad que tienen estos bosques para sorprendernos, enseñarnos a ser humildes y devolvernos a la dura realidad de que podemos estar destruyendo un mundo que somos incapaces de comprender.

7 comentarios sobre “Un hallazgo afortunado en el Camino de la Muerte

  1. Muy buenas fotos, y me gustó el Bliog, felicidades, que cierto lo poco que conocemos de la naturaleza que nos rodea y que pocas políticas y fondos que ayuden a aprender más de ella. De todas maneras cada aporte ayuda a conocerla más y conocerla es respetarla y quererla.

  2. Muchas gracias, que alegría que les haya gustado el Blog!!! Estas han sido semanas realmente interesantes para documentar todo lo que está ahí afuera, así que habrá varias nuevas cosas pronto. Les animo a que sigan en blog por facebook, dándole al link que aparece a la izquierda, que es ahí donde más fácilmente actualizo las noticias de Diversidad entre Pendientes.
    Saludos!

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